Nuestro Futuro Común
En Octubre de 1984 se reunió por primera vez la Comisión
Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo (World Commission on Environment
and Development) atendiendo un urgente llamado formulado por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en el sentido de establecer una agenda global
para el cambio (A global agenda for change). La Comisión partió
de la convicción de que es posible para la humanidad construir un
futuro más próspero, más justo y más seguro.
Con ese enfoque optimista publicó en abril de 1987 su informe
denominado "Nuestro Futuro Común" (Our Common Future).
El informe plantea la posibilidad de obtener un crecimiento económico
basado en políticas de sostenibilidad y expansión de la base
de recursos ambientales. Su esperanza de un futuro mejor, es sin embargo,
condicional. Depende de acciones políticas decididas que permitan
desde ya el adecuado manejo de los recursos ambientales para garantizar
el progreso humano sostenible y la supervicencia del hombre en el planeta.
En palabras de la misma Comisión, el informe no pretende ser una
predicción futurista sino un llamado urgente en el sentido de que
ha llegado el momento de adoptar las decisiones que permitan asegurar los
recursos para sostener a ésta generación y a las siguientes.
Cuando se conformó la Comisión en 1983 como un cuerpo independiente
de los Gobiernos y del sistema mismo de las Naciones Unidas, era ya unánime
la convicción de que resultaba imposible separar los temas del desarrollo
y el medio ambiente.
Tres fueron los mandatos u objetivos impuestos a la Comisión:
1.Examinar los temas críticos de desarrollo y medio ambiente y formular
propuestas realistas al respecto.
2.Proponer nuevas formas de cooperación internacional capaces de
influir enla formulación de las políticas sobre temas de desarrollo
y medio ambiente con el fin de obtener los cambios requeridos.
3.Promover los niveles de comprensión y compromiso de individuos,
organizaciones, empresas, isntitutos y gobiernos.
Observó la Comisión que muchos ejemplos de "desarrollo"
conducían a aumentos en términos de pobreza, vulnerabilidad
e incluso degradación del ambiente. Por eso surgió como necesidad
apremiante un nuevo concepto de desarrollo, un desarrollo protector del
progreso humano hacia el futuro, el "desarrollo sostenible".
Muchas acciones actuales supuestamente orientadas hacia el progreso
resultan sencillamente insostenibles, implican una carga demasiado pesada
sobre los ya escazos recursos naturales. Puede que esas acciones reflejen
utilidades en las hojas de balance de nuestra generación, pero implican
que nuestros hijos heredarán pérdidas. Se trata de pedirle
prestados recursos a las siguientes generaciones a sabiendas de que no se
les podrá pagar la deuda.
Por eso la Comisión planteó que la humanidad tiene la
capacidad para lograr un "desarrollo sostenible", al que definió
como aquel que garantiza las necesidades del presente sin comprometer las
posibilidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
El concepto de desarrollo sostenible implica limitaciones. Considera la
Comisión que los niveles actuales de pobreza no son inevitables.
Y que el desarrollo sostenible exige precisamente comenzar por distribuir
los recursos de manera más equitativa en favor de quienes más
los necesitan. Esa equidad requiere del apoyo de los sistemas políticos
que garanticen una más efectiva participación ciudadana en
los procesos de decisión, es decir, más democracia a niveles
nacional e internacional. En últimas el desarrollo sostenible depende
de la voluntad política de cambiar.
La Comisión centró su atención en los siguientes
temas:
-Población y recursos humanos: La población mundial sigue
creciendo a un ritmo muy acelerado, especialmente si ese incremento se compara
con los recursos disponibles en materia de vivienda, alimentación,
energía y salud. Dos propuestas se formulan al respecto:
-reducir los niveles de pobreza
-mejorar el nivel de la educación
-Alimentación: El mundo ha logrado volúmenes increibles
de producción de alimentos. Sin embargo esos alimentos no siempre
se encuentran en los lugares en los que más se necesitan.
-Especies y ecosistemas: recursos para el desarrollo. Muchas especies
del planeta se encuentran en peligro, están desapareciendo. Este
problema debe pasar a convertirse en preocupación política
prioritaria.
-Energía: se sabe que la demanda de energía se encuentra
en rápido aumento, si la satisfacción de la misma se basara
en el consumo de recursos no renovables el ecosistema no sería capaz
de resistirlo. Los problemas de calentamiento y acidificación serían
intolerables. Por eso son urgentes las medidas que permitan hacer un mejor
uso de la energía. La estructura energética del siglo veintiuno
debe basarse en fuentes renovables.
- Industria: El mundo producía ya en 1987 siete veces más
productos de los que fabricaba en 1950. Los países industrializados
han podido comprobar que su tecnología antipolución ha sido
efectiva desde el punto de vista de costos en términos de salud,
propiedad y prevención de daño ambiental y que sus mismas
industrias se han vuelto más rentables al realizar un mejor manejo
de sus recursos.
-El reto urbano: Al comienzo del nuevo siglo practicamente la mitad
de la humanidad habitará en centros urbanos. Sin embargo pocos gobiernos
de ciudades tercer mundistas cuentan con los recursos, el poder y el personal
para suministrarle a sus poblaciones en crecimiento la tierra, los servicios
y la infraestructura necesarios para una adecuada forma de vida: agua limpia,
sanidad, colegios y transporte.El adecuado manejo administrativo de las
ciudades exige la descentralización, de fondos, de poder político
y de personal, hacia las autoridades locales.
El concepto tradicional de soberanía presenta varios problemas
cuando se buscan alternativas de adminitración de los bienes globales
o comunes ("global commons") y sus ecosistemas : los oceanos,
el espacio, Antartica. Se han dado intentos como La Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Las Leyes del mar, al igual que el Tratado de la Antártica
de 1959.
El informe exhorta a los Gobiernos a asegurar que sus agencias y divisiones
actúen con responsabilidad en el sentido de apoyar un desarrollo
que sea sostenible económica y ecológicamente. Deben fortalecer
también las funciones de sus entidades encargadas del control ambiental.
Finalmente el informe realiza un llamado a la acción. Recuerda que
al comenzar el siglo veinte ni la población ni la tecnología
humana tenían la capacidad de alterar los sistemas planetarios. Al
terminar el siglo si tienen ese poder y más aún muchos cambios
no deseados se han ya producido en la atmósfera, el suelo, el agua,
las plantas, los animales y en las relaciones entre éstos. Ha llegado
pues el momento de romper lo patrones del pasado. Los intentos por mantener
la estabilidad social y ecológica a través de esquemas anticuados
de desarrollo y protección ambiental aumentarán la inestabilidad.
La seguridad debe buscarse a través del cambio. La Comisión
se dirige antes que nada a las personas de todos los países y de
todas las condiciones. Los cambios en las actitudes humanas que reclama
dependen de vastas campañas de educación, debate, y participación
pública. Esta campaña debe empezar ya si pretende lograrse
el progreso humano sostenible.
Hoy cuando se cumplieron diez años de la presentación
del Informe de la Comisión debemos aumentar la conciencia de la importancia
del desarrollo sostenible, cambiando nuestras actitudes de vida y convirtiéndose,
cada uno de nosotros en un agente defensor del desarrollo sostenible.
Luis Enrique Cuervo
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Last Update: September 12, 1997
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